Con los poros abiertos, es el momento idóneo para recibir los tratamientos orientales tradicionales del Hammam : la exfoliación oriental y posteriores envolturas hidratantes, como la de rhassoul y karité. Tumbados en soberbias camillas de mármol, con el murmullo del agua de fondo, nos abandonamos en manos de una especialista en estas técnicas milenarias, que lavará nuestra piel con jabón negro y la exfoliará con un guante de kessa. Relajados y casi adormecidos, como un niño en manos de su madre, completamos así el proceso de purificación de cuerpo y mente.